El Caliente, publícado en Reinventando a Maquiquiavelo de Vanguardia el 13 de junio del 2007

POR VICTOR MANUEL SANCHEZ / El resolver este problema está en nuestras manos, en que la ciudadanía elija ya no ser cliente de los casinos.

Sin lugar a dudas el mundo está lleno de casualidades, ya que cuando esta joven columna se estrenó en las páginas de Vanguardia, el primer texto publicado en ella abordaba el tema de los efectos nocivos que los Casinos podían generar en una sociedad como la de Saltillo, los cuales se han cumplido a cabalidad; aunque he de confesar que ni en mis más retorcidos sueños hubiera imaginado el funesto escenario que se vivió en el “Caliente” la semana pasada, donde una persona inocente fue despojada salvajemente de la vida.

La sensación generalizada de intranquilidad sólo ha producido que entre las pláticas de los saltillenses salga a relucir una pregunta común, ¿Cerrarán sus puertas los casinos de nuestra ciudad? También se hacen presentes llamados como ¿Las autoridades harán algo por cerrarlos?.

Las respuestas a estas interrogantes no son nada halagueñas; es claro que los casinos cerrarán por algún tiempo, al cabo de algunas semanas, a lo sumo meses, volverán a funcionar, quizá con menos clientela, pero al ser un negocio tan jugoso tengan por seguro que no lo dejarán ni siquiera por lo sucedido en nuestra ciudad.

Si bien las autoridades locales han expresado su determinación de cerrar dichos lugares, también es cierto que no tienen la atribución para hacerlo, ya que sólo la Secretaria de Gobernación de la Federación puede hacerlo, y créame no lo hará, se limitarán a cancelar un permiso, pero eso sólo acaba con una parte del problema porque el resto de los casinos seguirán funcionando.

A pesar de mi desmoralizadora exposición, a los habitantes de Saltillo todavía nos queda una salida, que es conformar un movimiento eminentemente ciudadano para dejar sin clientela a dichos establecimientos, evitando por cualquier motivo visitarlos, prohibirle a sus hijos asistir, así como disuadir a sus conocidos y amigos para que ya no sigan gastando su dinero en ese tipo de diversión.

Dicho de una manera muy simple: si estos negocios se quedan sin ingresos, simplemente cierran y se van de nuestra ciudad.

Por tanto, el resolver este problema está en nuestras manos, en que la ciudadanía elija ya no ser cliente de los casinos, pues si esperamos a que las autoridades resuelvan esto nunca lo harán. Hay muchos mitos acerca de los casinos que debemos comenzar a destruir, como el hecho de que no generan turismo ni grandes inversiones; al contrario son una fuga de divisas de nuestra ciudad.

Tampoco los empleos que trae son bien remunerados, ni es una sana diversión porque puede llegar a dañar a las familias.Lo que sí provocan es pérdida del patrimonio familiar, robos, depresión, una enfermedad llamada ludopatía, suicidios, lavado de dinero (si lo hacen en Las Vegas, ¿cómo creer que en Saltillo no?) y ahora sabemos que también violencia y asesinatos.

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